¿Qué tendrán los vampiros que tanta atracción provocan? ¿Qué habrá en
Transilvania para que Jonathan Harker viaje atraído por un imán? La novela de
Bram Stoker, posteriormente llevada al cine con numerosas reinterpretaciones, enfrenta
a dos mundos entre los que hay, sin
embargo, un vínculo. Nos referimos a la
Inglaterra de la modernidad y los Cárpatos transilvanos, dos espacios muy
distintos y, a la vez, unidos. Pero, ¿en qué se basa ese lazo? ¿Cómo lo vemos
representado en el cine?
El castillo del conde en la película de Francis Ford Coppola |
No me extenderé en explicar la historia del vampiro, por entender que
es de sobra conocida y porque prefiero analizar el papel de los espacios (en
este caso Inglaterra y los Cárpatos) en relación con nuestros más profundos
instintos reprimidos, es decir, con aquello que empuja a Jonathan a las
profundidades del castillo del conde. Esta idea subyace tanto en la novela como
en las diferentes representaciones del vampiro en la gran pantalla, luego es
fácil encontrarla porque forma parte de la esencia de la historia.
En Drácula de Bram Stoker
(Francis Ford Coppola, 1992), Jonathan emprende un viaje en tren por las
montañas rumanas. Vemos el cielo rojo, símbolo de sangre, y unos ojos que miran
desde arriba. El personaje es así observado, no está libre, sino atrapado bajo
la atenta mirada de alguien o algo. Esos ojos actúan de foco de atracción y,
aunque él no los ve, interiormente los siente.
De esa manera, sabemos que hay
algo que le ata a ese lugar al que se dirige. Los ojos actúan de lazo (así
como, después, lo hará la foto de su amada Mina) y nos dicen que Jonathan no
viaja a un lugar tan desconocido como pudiera parecer, sino, muy al contrario,
viaje al origen de todos sus instintos reprimidos. Es por eso por lo que acaba
en brazos de las súbditas de Drácula, tres vampiras tremendamente
seductoras que lo atrapan sin que él pueda oponerse, símbolo de la represión
sexual de la sociedad victoriana de la que Jonathan procede.
Vemos así la oposición entre
esos dos mundos que comentaba al principio. Por un lado, el espacio de la
modernidad, la ciudad, los avances científicos… y por otro, el mundo rural, de
aspecto medieval, lleno de supersticiones y miedos. La luz, la energía, se
opone a la oscuridad, las sombras, la naturaleza. Y la lógica de la razón, los
médicos, los ilustrados, contrasta con la irracionalidad de los habitantes de
Transilvania que se defienden con ajos y huyen aterrorizados antes de acercarse
al temible castillo, lleno de leyendas.
En Nosferatu (F. W. Murnau, 1922),
el protagonista llega a una taberna transilvana y cuando dice que viene al
castillo de Drácula, todos enmudecen. Le entregan un libro donde habla de la
leyenda de Nosferatu, el no-muerto, pero él no hace caso. Sin embargo, su
camino hasta el castillo está lleno de intermitencias extrañas. El cochero
tiene una cara familiar (después veremos que es el propio Drácula), todo parece estar al revés y hay una
gran inquietud que pone nerviosos a los caballos. Para poner en escena este
desvarío, la imagen se invierte como si fuera un negativo y se acelera cuando
Jonathan (Hutter, en este film) sube con la diligencia al castillo.
Imagen invertida del bosque transilvano en Nosferatu |
Por otro lado, está la representación del propio personaje del
vampiro. En ambos films vemos un ser extravagante, lleno de desajustes.
Recordamos esas sombras que no van con él, ese castillo lleno de arcos góticos,
puertas macizas que se abren y cierran solas, un comedor a oscuras, un
mobiliario anclado en el pasado… Es decir, alguien
que no es de este mundo, pero que sigue en él: un no-muerto. Y la constatación de este descubrimiento hace que
Jonathan se vuelva loco, porque de repente, algo que debía estar muerto, ha
revivido, algo que tenía que parecer oculto, se ha manifestado.
En estos términos se expresaba Freud cuando quería explicar el
concepto de lo siniestro. Drácula es una de esas historias que permiten al espectador gozar (o no) con el despertar de nuestro subconsciente. El viaje de
Jonathan a los Cárpatos desde Inglaterra es el viaje hacia el pasado, la sin
razón, puesto que la cultura y la modernidad de la que goza en Inglaterra
suponen lo contrario a los instintos más primarios del hombre, esos que la
sociedad ha ido arrinconando a medida que ha crecido el dominio de la razón. Y es la tierra de Transilvania, de origen medieval, el marco ideal para representar esos
instintos primigenios que residen en cada uno de nosotros.
En el castillo de Drácula con el mapa de Londres al fondo: fusión de los dos espacios |
Pero no hay que preocuparse, dejémonos
llevar por lo siniestro a través del cine, ya que precisamente el cine, con
sus luces y sombras, es una máquina moderna capaz de trasladarnos al pasado, a
la fantasía, a la imaginación… y atraparnos igual que nos atrapa Drácula con su
mirada hipnotizadora. Ya entiende Coppola este vínculo en su film, cuando
muestra la fascinación de la sociedad inglesa por la llegada del cine.
Os dejo uno de los momentos míticos de Drácula, de Bram Stoker, mi escena preferida. Observad el diálogo. Mina le dice al
vampiro: “yo te conozco”, es decir, expresa ese vínculo inconsciente puesto que
siente que hay algo desconocido que le une a él. Y Drácula le responde: “he
cruzado océanos de tiempo para encontrarte”, es decir, viene del pasado pero representa un monstruo (la bestia) que siempre ha
estado dentro de ella. El amor nunca
muere, rezaba la película de Coppola, ya que si es tan profundo y
sangriento siempre permanecerá en nosotros, aunque no seamos conscientes…
Si queréis ver esta escena en versión original con subtítulos, os dejo el link. Gary Oldman está fantástico haciendo de Drácula, su voz y su acento son inigualables, muy trabajados. Gran interpretación.
Me alegra que te gusten tanto estas películas, sus relaciones y sus lazos... veremos si dentro de un par de semanas se siguen pareciendo interesantes.
ResponderEliminarTienes que ver la escena de la absenta de la película de Coppola, aquí dejo el link.
EliminarEn ella, Mina hace una descripción de Transilvania y dice que significa "la tierra más allá del bosque", es decir, un mundo recóndito y muy, muy escondido... ¿te atreves? ;)
http://www.youtube.com/watch?v=HzRyBXZCtZw