De nuevo, una película marcada por un pasado, por una
influencia, por una losa pesada que no le ha dejado avanzar. The
Host (La huésped) se nos presentaba como la nueva “Crepúsculo”, en un
intento más de alargar la saga más rentable de los últimos años. Tanto se ha
acercado a ese universo crepuscular que, confieso, parecía que el espectador
volvería a reencontrarse (con gusto o con disgusto) con Bella y Edward en su
sosa relación adolescente. Nada de eso ha resultado al final, lo cual, sin
duda, es de agradecer.
La nueva película de la factoría de Stephenie Meyer
está basada en una de sus novelas. Por supuesto, lleva marca de la casa en
cuanto a su peculiar forma de ver las relaciones románticas entre jóvenes que
se acercan por primera vez al amor. No obstante, y dejando a un lado sus
tímidos acercamientos al romance pasional, The
host (La huésped), es una entretenida
película sobre una invasión alienígena que posee a los humanos y los
controla para mejorar sus vidas. Sin embargo, un grupo de hombres y mujeres
resiste el dominio y se protegen para salvaguardar la humanidad y evitar la
extinción. En ese contexto apocalíptico, uno de esos seres extraterrestres
acaba arrastrado hacia el grupo humano por el empuje de la joven Melanie que se
resiste a ser poseída.
Una compleja trama que expone la dualidad entre alma y cuerpo y cómo podemos dejarnos dominar por
otras personas cuando nos controlan nuestra mente y nos convencen para que nos
alejemos de nuestros seres queridos y de aquello que nos hace humanos. Casi
parece estar en las antípodas de Crepúsculo,
(pero sólo casi) que justamente permitía que Bella abandonara a los suyos y a
sus deseos humanos para convertirse en una todopoderosa vampiro.
Entre las líneas de este planteamiento, la trama nos
sumerge en una aventura de supervivencia
(tanto la de Wanda/Melanie, como la de los propios miembros de la resistencia
humana) y en una historia de amor a
cuatro bandas, donde se plantea la imposibilidad de llevar tan complicado
asunto por una sola persona. A pesar de esta enrevesada historia, ambos
conflictos fluyen con inteligencia y dominio
de la narración de su director (Andrew Niccol), que consigue mantener
nuestra atención a lo largo de dos horas de metraje con numerosos
acontecimientos de distinto nivel de complejidad.
Al contrario que en Crepúsculo,
The
host busca mayor perfección en la narración visual, más concreción en
la historia y menos atención a los protagonistas, en un mundo donde son varios
los personajes que atraen nuestra mirada por diferentes motivos. Veremos a un
recuperado William Hurt y una
maestra como Frances Fisher aportar
experiencia al conjunto. Y una Diane
Kruger, valiente buscadora, que encarna a la perfección a un personaje
atrapado en un conflicto que la vuelve mezquina. Junto a los veteranos,
encontramos nuevos rostros que emergen, como el de la protagonista Saoirse Ronan, muy alejada de la inexpresividad
de Kristen Stewart, y la de los jóvenes actores Jake Abel y Max Irons,
que, a pesar de su justita interpretación, dan credibilidad a la historia.
Puede que Stephenie Meyer no repita el éxito de Crepúsculo con esta nueva entrega de su
universo literario, pero sin duda The
Host (La huésped) está realizada con la voluntad de hacer las cosas mejor tras un aprendizaje serio en los
anteriores rodajes. Meyer ha aprendido; ojalá esto se traduzca en más películas
interesantes para los jóvenes y, por favor, no tan mojigatas. Ojo: en The Host (La huésped) sí hay besos, y
hasta una brevísima e inofensiva escena de cama... A ver si Stephanie se lanza
y se da cuenta de que estamos en el siglo XXI. En definitiva, y sin ser una
gran película, The Host (La huésped)
es buen cine para adolescentes y entretenida y amena para adultos.
Web oficial: http://www.thehostlapelicula.com/
Trailer oficial:
No hay comentarios:
Publicar un comentario