22 de mayo de 2013

El gran Gatsby: la fascinación por el sueño americano (Baz Luhrman, 2013)


Tanto se ha hablado ya de la última adaptación al cine de El gran Gatsby, que parece que esté todo dicho. El espectador probablemente ya se haya hecho su idea sobre esta producción, de tanta promoción que ha tenido y tanto derroche de lujo que ha ostentado. Pero no quiero perder la oportunidad de comentarla bajo mi punto de vista, por si sirve de orientación y luchando contra el escepticismo que puede provocar tanta mostración de desenfreno cinematográfico.

Para empezar, la novela de F. Scott Fitzgerald en la que se basa el film contaba con la dificultad (a mi modo de ver) de transmitir la melancolía y conmoción que desprende el texto escrito. Convertir en imágenes aquellas palabras con las que el escritor te llegaba al corazón no es tarea fácil, pero he de decir que, afortunadamente, el film de Baz Luhrmann se acerca con honestidad al texto y roza la emoción que Fitzgerald buscaba con su novela. La gran aportación de esta película al texto original es la fidelidad que le profesa y que se manifiesta en esa especie de “sopa de letras” que flota en los planos a modo de texto escrito a máquina.

Baz Luhrmann, el director del film, se caracteriza por su excesiva mostración narrativa, por el subrayado un tanto excéntrico de su lenguaje que a muchos espectadores entusiasma y a otros desagrada hasta la médula. El caso de Romeo+Julieta o Moulin Rouge son claros ejemplos de estos contrastes de gustos por lo que en ese sentido no nos tiene que sorprender lo que Baz Lurhman haga con su nuevo film, puesto que es su estilo como el de otros muchos directores. 

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Sin embargo, por si algún detractor lo está leyendo, con El gran Gatsby creo que estamos ante su film más contenido. De nuevo vemos su gusto por la estética moderna del videoclip, en las escenas de las fiestas, a ritmo de música actual (y no el jazz, como sería lo suyo), pero dentro de la verosimilitud de una narración que desde el principio se erige como cuento. Y a medida que avanza la película, esa narración extravagante va desapareciendo para que el espectador por fin entre con tranquilidad en el mundo de Gatsby y se deje llevar por su dolorosa historia, siempre con la mirada atenta del narrador Nick Carraway simbolizada en los carteles publicitarios del magnate del carbón, cuyos ojos nos miran a través de sus gafas como un triunfante observador de la decadencia humana.

Gran producción, por otro lado, en cuanto a puesta en escena. La recreación de la bahía de Long Island, de Nueva York, con sus luces y sus cenizas de carbón; la espectacular mansión de los Buchanan y de Jay Gatsby, en contraste con la casita de Nick; las ostentosas joyas y encantadores vestidos de Daisy y Jordan... Todo un éxtasis de lujos de la época dorada americana marcada por el alcohol que convertían a las personas en gente "que no servía para nada", preludio de un crack económico de 1929 que bien podría servir hoy de ejemplo de nuestros pasados días gloriosos desembocados en esta eterna crisis financiera.

La recreación de la novela en este sentido es impecable, dentro claro está del estilo de Luhrmann. En cuanto a los personajes, Leonardo Di Caprio (como de costumbre) cumple con su comentido y tanto la presentación de Gatsby (espectacular) como su evolución de la mano de Nick (Tobey Macguire) está plenamente conseguida dando al personaje ese toque de sofisticación impostada y elegancia rota. La gran dualidad de Gatsby conseguida con sus poses, sus gestos, sus incertidumbres y su mirada entre la esperanza y el fracaso inaceptado es la recreación de nuestros sueños rotos, intensidad lírica que alcanza el film con esos planos del muelle y un Gatsby solitario persiguiendo una luz verde esperanza al otro lado de la bahía. Un aplauso también al resto de actores (Tobey Macguire, Carey Mulligan) que hacen de este film un gran entretenimiento.

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Sin embargo, y por ponerle una pega, la duración del metraje es algo excesiva. Se ciñe tanto a la novela y no deja cabo suelto, lo que prolonga a ratos algunas escenas que pueden llegar a cansar. La novela de Fitzgerald iba de menos a más; sin embargo, este film decae justo cuando debería no hacerlo, aunque compensa un final muy bien elaborado para ser fiel a esa ternura y humanidad del texto original. 

Sin más, recomiendo la película, porque creo que Baz Luhrmann ha hecho un gran trabajo y porque la historia de El gran Gatsby merece ser conocida por quien no lo haya hecho aún. Y si eso os acerca a la obra literaria de Scott Fitzgerald bienvenidos seáis a ese mundo de fracasos humanos, de esperanzas rotas, de mundos confusos pero reales y auténticos, o a ese caos íntimo que llega a lo más hondo. A mí ya me ha enganchado. Entretenimiento, cine y literatura todo en una: un muy recomendable film.


Trailer español: