Tanto
se ha hablado ya de la última adaptación al cine de El gran Gatsby, que parece
que esté todo dicho. El espectador probablemente ya se haya hecho su idea sobre
esta producción, de tanta promoción que ha tenido y tanto derroche de lujo que ha
ostentado. Pero no quiero perder la oportunidad de comentarla bajo mi punto de
vista, por si sirve de orientación y luchando contra el escepticismo que puede
provocar tanta mostración de desenfreno cinematográfico.
Para
empezar, la novela de F. Scott Fitzgerald en la que se basa el film contaba con
la dificultad (a mi modo de ver) de transmitir la melancolía y conmoción que
desprende el texto escrito. Convertir en imágenes aquellas palabras con las que
el escritor te llegaba al corazón no es tarea fácil, pero he de decir que,
afortunadamente, el film de Baz Luhrmann se
acerca con honestidad al texto y roza la emoción que Fitzgerald buscaba con
su novela. La gran aportación de esta película al texto original es la
fidelidad que le profesa y que se manifiesta en esa especie de “sopa de letras”
que flota en los planos a modo de texto escrito a máquina.
Baz
Luhrmann, el director del film, se caracteriza por su excesiva mostración
narrativa, por el subrayado un tanto excéntrico de su lenguaje que a muchos
espectadores entusiasma y a otros desagrada hasta la médula. El caso de Romeo+Julieta o Moulin Rouge son claros ejemplos de estos contrastes de gustos por
lo que en ese sentido no nos tiene que sorprender lo que Baz Lurhman haga con
su nuevo film, puesto que es su estilo como el de otros muchos
directores.
Sin
embargo, por si algún detractor lo está leyendo, con El gran Gatsby creo que
estamos ante su film más contenido. De nuevo vemos su gusto por la estética moderna del videoclip, en las
escenas de las fiestas, a ritmo de música actual (y no el jazz, como sería lo
suyo), pero dentro de la verosimilitud
de una narración que desde el principio se erige como cuento. Y a medida
que avanza la película, esa narración extravagante va desapareciendo para que
el espectador por fin entre con tranquilidad en el mundo de Gatsby y se deje llevar
por su dolorosa historia, siempre con la mirada
atenta del narrador Nick Carraway simbolizada en los carteles publicitarios
del magnate del carbón, cuyos ojos nos miran a través de sus gafas como un
triunfante observador de la decadencia humana.
Gran
producción, por otro lado, en cuanto a puesta en escena. La recreación de la
bahía de Long Island, de Nueva York, con sus luces y sus cenizas de carbón; la
espectacular mansión de los Buchanan y de Jay Gatsby, en contraste con la
casita de Nick; las ostentosas joyas y encantadores vestidos de Daisy y
Jordan... Todo un éxtasis de lujos de la época dorada americana marcada por el alcohol que
convertían a las personas en gente "que no servía para nada",
preludio de un crack económico de
1929 que bien podría servir hoy de ejemplo de nuestros pasados días gloriosos
desembocados en esta eterna crisis financiera.
La
recreación de la novela en este sentido es impecable, dentro claro está del
estilo de Luhrmann. En cuanto a los personajes, Leonardo Di Caprio (como de costumbre) cumple con su comentido y
tanto la presentación de Gatsby (espectacular) como su evolución de la mano de
Nick (Tobey Macguire) está plenamente conseguida dando al personaje ese toque
de sofisticación impostada y elegancia
rota. La gran dualidad de Gatsby conseguida con sus poses, sus gestos, sus
incertidumbres y su mirada entre la esperanza y el fracaso inaceptado es la recreación de nuestros sueños rotos,
intensidad lírica que alcanza el film con esos planos del muelle y un Gatsby
solitario persiguiendo una luz verde esperanza al otro lado de la bahía. Un
aplauso también al resto de actores (Tobey Macguire, Carey Mulligan) que hacen
de este film un gran entretenimiento.
Sin
embargo, y por ponerle una pega, la
duración del metraje es algo excesiva. Se ciñe tanto a la novela y no deja
cabo suelto, lo que prolonga a ratos algunas escenas que pueden llegar a
cansar. La novela de Fitzgerald iba de menos a más; sin embargo, este film
decae justo cuando debería no hacerlo, aunque compensa un final muy bien
elaborado para ser fiel a esa ternura y humanidad del texto original.
Sin
más, recomiendo la película, porque creo que Baz Luhrmann ha hecho un gran trabajo y
porque la historia de El gran Gatsby merece ser conocida
por quien no lo haya hecho aún. Y si eso os acerca a la obra literaria de Scott
Fitzgerald bienvenidos seáis a ese mundo de fracasos humanos, de esperanzas
rotas, de mundos confusos pero reales y auténticos, o a ese caos íntimo que
llega a lo más hondo. A mí ya me ha enganchado. Entretenimiento, cine y
literatura todo en una: un muy recomendable film.
Web oficial: http://www.elgrangatsby-es.com/
Trailer español: