Blancanieves y la leyenda del cazador (Snow White and the huntsman, Rupert Sanders, 2012) Estreno: 01/06/12

Si algo hemos de reconocerle a la promoción de esta película es la de no defraudar respecto a las expectativas. Porque tanto el cartel anunciador como los trailers dicen mucho de esta nueva versión del cuento de los hermanos Grimm con un toque de tenebrismo y lucha campal.

Los puntos simbólicos del cuento persisten, es decir, la añoranza por la juventud perdida, la belleza que reside (cómo no) en la blancura de la piel (sin arrugas) de las adolescentes (vírgenes) y la necesidad del beso (o algo más) para romper ese hechizo (y hacerse mujer). 

Sin embargo, la nueva Blancanieves toma a un personaje circunstancial en la historia original (el cazador) para darle protagonismo y empuje a la historia. El cuento sigue siendo el mismo, pero la relación entre el cazador (Chris Hemsworth) y la blanca princesa (Kristen Stewart) alcanza relevancia y determina el devenir de los acontecimientos. Por lo demás, el argumento es de sobra conocido y no faltará la madrastra con poderes mágicos que quiere seguir siendo bella y los siete enanitos, esta vez con menos gracia.

La película cumple su cometido de entretener y ofrecer escenas de acción y batalla, con demasiada influencia de otras películas similares, hasta el punto de querer parecerse demasiado a ellas (véase El señor de los anillos, Gladiador y más). Empieza con cierto dominio de la puesta en escena, para ir perdiendo personalidad a medida que avanza el metraje. Tanto interés en darle solemnidad al personaje de Blancanieves (el más insulso de todos) provoca una pérdida del ritmo y también del humor, que es más bien escaso.

Por otro lado, hay un abuso de la lucha y la muerte, con numerosas escenas de batallas y de pelea cuerpo a cuerpo. Blancanieves es guerrera, pelea, se enfrenta al mal y vence. Esa fuerza requiere que renuncie a otras cosas y no veremos mucho romanticismo en el film. La novedad respecto al cuento tradicional es dotar al personaje femenino de más independencia respecto al hombre, lo cual implica necesariamente la pérdida de la visión romántica del relato. 

Solvente en el papel de cazador, Chris Hemsworth le da la fuerza que necesita este film, así como Charlize Theron, en su papel de bruja, a la que jamás habíamos visto hacer tan bien de mala siendo tan hermosa. Por otra parte, su personaje es muy creíble, puesto que también tiene una debilidad: su miedo a hacerse vieja… Charlize Theron cumple y, a pesar de ser tan malévola, le dota a la bruja de franqueza y vulnerabilidad.

Técnicamente muy elaborada y visualmente sorprendente, con un montaje y una banda sonora adecuados y precisos, el film se deja ver gracias a su dosis de aventura y fantasía. Un producto del estilo made in Hollywood pero con demasiada hambre de pelea y poca marca propia, al que le falta algo de diversión (los enanos no nos hacen reír demasiado) y pasión, ya que Kristen Stewart no cambia el gesto y parece que siga persiguiendo a Edward Cullen en Crepúsculo, pero con la armadura de Juana de Arco. 

Me quedo con el cazador: un personaje recuperado, que lleva un hacha, no es ningún príncipe y es el que le enseña a Blancanieves a luchar. En el bosque oscuro, el cazador le dice a ella: “Su fortaleza (la del mal) es tu debilidad”. Y es que él es su contacto con el mundo real, el del lodo y la supervivencia diaria, el del valor y la fuerza, algo que necesita la princesa para dejar de ser tan enclenque y menos “blanca”. Bueno, al menos formalmente, algo ha cambiado en el cuento, cosa que, tal vez, sea de agradecer.