Un taconeo, unas palmas, una rosa y un olé. Pero también un lamento, una navaja, un quejío y una lágrima. Es el compendio de sensaciones auténticamente
nuestras que recopila Pablo Berger en su film Blancanieves.
Seleccionada como candidata para representar a España en los próximos premios
Oscar (veremos si entra en las candidaturas), esta película muda que adapta el
cuento de los hermanos Grim a suelo andaluz es toda una sorpresa.
Y es que cuando creíamos que con The Artist ya habíamos recuperado un afán por el cine antiguo, ahora nos vemos
con otra cinta similar en la forma pero
muy, muy distinta en el fondo. Si The
Artist utilizaba el cine mudo y en blanco y negro como un recurso que sirve
de homenaje íntimo y preciosista al cine de todos los tiempos, en Blancanieves
este mismo recurso es su soporte narrativo básico. No es ningún homenaje, sino
una película que podrían haber hecho los clásicos en los años veinte. Es decir,
narra como lo harían aquellas películas a las que Pablo Berger admira, como él
mismo ha confesado.
Dejando a un lado las comparaciones, Blancanieves adapta el
popular cuento con personajes de la Andalucía de los años veinte, de manera que
tenemos toreros, artistas, terratenientes, apoderados… y seis enanos toreros
que hacen reír al público más cañí.
De entrada, la historia no deja de ser la misma, pero el contexto la convierte
en un cuento trágico y doloroso, muy
en línea con la tradición del flamenco y, por extensión, con la cultura española.
Una Blancanieves torera que aumenta su fama gracias a su valentía en la plaza,
mientras la madrastra de alta alcurnia se vuelve envidiosa y vengativa. Familiares
y amigos de la joven constituyen un equipo pintoresco que hace equilibrar el
conjunto. Y por último, los enanos toreros que dibujan un marco al más puro
estilo de Freaks.
Todos los actores están perfectamente elegidos y, por encima de todos
ellos, destaca como siempre Maribel
Verdú en su papel de madrastra ambiciosa. No sólo su interpretación
malévola la dota de un áurea odiosa, sino también la puesta en escena de su personaje, siempre vistiendo modelos
ostentosos y sombreros con plumas hasta el techo que estiran su figura y la
vuelven más peligrosa.
Estupendo el trabajo artístico en este aspecto y en otros muchos,
donde la influencia del cine
expresionista alemán es más que evidente. Por ejemplo, el carromato donde
viajan los enanos, los paisajes por donde pasan o los momentos en que conviven
juntos son planos cargados de efecto fantástico y magia. También advertimos
influencia de este tipo de cine en las escenas de la feria, donde parece que
nos encontremos en el gabinete del doctor Caligari.
Sin duda, el cine mudo en todas
sus variantes también le ha servido de influencia a Pablo Berger en cuanto
a los planos más emotivos, que se cargan de intensidad gracias a una mirada.
Por ejemplo, un film como Avaricia (Erich
von Stroheim, 1924), Amanecer
(F.W.Murnau, 1927) o Lirios rotos
(D.W. Griffith, 1919) pueden ser un espejo donde mirarse, especialmente con las
escenas de la niña Blancanieves y su relación con el padre o la escena de la
muerte de la madrastra, tan simbólica y tan impactante, entre otros momentos y
planos.
En definitiva, Blancanieves es un film entretenido,
cercano a nuestra cultura y artísticamente atractivo. Es meritorio el trabajo a
nivel de fotografía y montaje porque consigue que el espectador no pierda el
hilo y, además, disfrute ampliamente con la proyección. Y lo más importante es
que se trata de una película que emociona y sorprende que, en los tiempos que
corremos, no es muy frecuente encontrarlas. Si con The Artist la emoción llegaba el corazón, con Blancanieves se
necesitarán pañuelos blancos para su indulto porque, en línea con nuestra
tradición más popular, la emoción se teñirá, como no, de sangre y arena.
Web oficial: http://blancaniev.es/
Trailer:




Me parece estupendo que haya sido elegida para representar a España en la 85º edición de los Oscar;es un film original y diferente.Un buen regalo para Aiko la hija de Pablo Berger ya que nacieron( hace nueve años) y fueron creciendo al mismo tiempo hija y película.Trabajo arriesgado que creo tendra su compensación.
ResponderEliminarGracias por tu aportación, Patricio. Nueve años son muchos para preparar una película, pero cuando uno tiene interés en sacar adelante un proyecto, todo se centra en alcanzar ese objetivo. Puede estar contento Pablo Berger, que, al final, ha podido hacerlo, a pesar del riesgo. The Artist le habrá ayudado para que, al menos, haya más interés en verla.
ResponderEliminarEstampas curiosas, una mirada diferente, un final desolador.... Hay buen material y hermoso cine en las imágenes de 'Blancanieves' que nos trae Pablo Berger. Aunque no sé si el hecho de que se haya llevado diez Premios Goya en la última edición dice mucho de nuestro cine. Un saludo!!!
ResponderEliminarSaludos, manipulador! La verdad es que los últimos premios Goya son para analizarlos... Los premios creo que son merecidos, pero eso a costa de olvidar a otros films que tal vez hayan resultado más entretenidos! En fin, al menos, le agradeceremos a Berger que haya ofrecido una propuesta arriesgada y, como comentas, con una mirada diferente.
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