4 de noviembre de 2012

Frankenweenie: la difícil infancia que nos hizo adultos (Tim Burton, 2012)


La primera vez que Tim Burton llevó a la pantalla la historia de Frankenweenie, en 1984, era un joven novato que empezaba su andadura profesional en los pasillos de la Disney. Sin embargo, el cortometraje sobre un niño que revive a su perro muerto, no gustó a la productora de Bambi, que alegó que aquel cuento macabro “no era para niños”.
Como consecuencia, la Disney echó a la calle a Tim Burton, que sufrió por primera vez el fracaso y la incomprensión de su cine. Ahora, devuelve a la vida aquella primera historia y nos regala su magia con una mirada infantil que, tal vez entonces, no tenía. Y, cosas de la vida, vuelve a colaborar con la Disney en este proyecto que, ahora sí, le interesa tenerlo entre sus filas. A buenas horas, mangas verdes.


Este año, Tim Burton está prolífico. Estrenó Sombras tenebrosas en mayo; y ahora Frankenweenie, donde el director nos hechiza con su maravillosa puesta en escena. Es una hermosa película sobre las dificultades de los niños que son diferentes a los demás, y sobre la falta de visión de los adultos ante este problema. Por otro lado, Tim Burton maneja a la perfección los puntos de vista y encaja de una forma formidable la visión infantil de Víctor con la que puede tener un adulto sobre este tipo de temas. En conclusión, Frankenweenie es lo suficientemente entretenida para los más pequeños y profundamente reflexiva y viva para los adultos. Recomendable cine familiar con firma de autor.

Sin embargo, quería hacer hincapié en uno de los aspectos que más me ha fascinado de este film. Y es que Tim Burton siempre ha dejado su huella en sus películas, pero pocas veces esa huella se traduce en autor como en esta ocasión. Si con Ed Wood (1994), el director homenajeaba al cine que le inspiró y lo hacía desde una historia real y la mirada del director que ya se había hecho así mismo, con Frankenweenie, su mirada es la de aquel niño que fue Tim Burton y cuya imaginación derivaba hacia los mundos fantásticos de la Hammer o el cine de terror de serie B. Es decir, tanto Ed Wood como Frankenweenie son las dos caras de la misma moneda: la cara adulta y la cara infantil de un mismo director: Tim Burton.


Observando con detalle el film, el protagonista, Víctor, es un niño que es feliz encerrado en el ático de su casa creando historias que graba con una cámara de cine. Adora la ciencia y la fantasía, los dos pilares básicos de lo que es el cine. Cuando revive a su perro muerto, sus padres quieren que entienda que eso no está bien, y que cuando la muerte llega, hay que aceptarlo. Sin embargo, más tarde su propio padre confesará “que a veces los adultos no sabemos lo que decimos”, reconociendo su error y dándole una segunda oportunidad a su hijo. La maravillosa alegoría sobre la incomprensión se pone en escena con la historia de Frankenstein (inspiración obvia de la historia), definiendo así la propia aventura de Tim Burton en el mundo del cine. Es decir, la falta de apoyo inicial por no entender sus películas y la segunda oportunidad de la Disney para enmendar aquel primer castigo.


 Metáforas aparte, el film se disfruta tanto por el fondo como por la forma. El stop-motion y la artesanía que tanto le gusta a Tim Burton están perfectamente trabajadas, consiguiendo una naturalidad deliciosa. La profusión de diferentes monstruos clásicos del cine y de la literatura llena la pantalla de imaginación y aventura, haciendo continuos guiños a aquellos espectadores más adultos. Y la tierna mirada de los niños, la nostalgia y la identificación con ciertos aspectos de nuestra infancia nos devuelven a ese lugar tan confuso en el que estuvimos una vez y en el que quisimos triunfar haciendo lo que más nos gustaba, ya fuera escribir, dirigir, pintar o construir inventos.


En este caso, Frankenweenie es la película que Tim Burton podría haber hecho cuando era un niño introvertido, alimentándose de todas las fantasía que leía y veía en las películas y añadiendo sus ingredientes propios para darle vida. Si alguien quiere conocer bien a este director no tiene más que ver este film, y completarlo con Ed Wood, que según su director, es su mejor película. Ya no sé qué decir, ambos son grandes films: entre ésta y Frankenweenie sólo hay una mirada. ¿Qué nos gusta más: la infantil o la adulta? Difícil cuestión, pues nadie es adulto sin haber sido antes un niño…

Trailer español:



2 comentarios:

  1. Me gustará verla.El trabajo de Tim Burton me gusta, pienso que será muy interesante para niños y adultos.Mucha fantasia.

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  2. Hola, Patricio! Hacer volar la fantasía es algo necesario para nuestro intelecto, nos sienta muy bien, especialmente a los niños. Y los adultos que huyen de la fantasía deberían incluirla en sus menús, pues es un sano ejercicio para todos. Te la recomiendo!

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