15 de mayo de 2012

El graduado: la antítesis del joven californiano (The Graduate, Mike Nichols, 1967)


Al parecer, antes de decidirse por Dustin Hoffman para interpretar el papel de Benjamin Braddock, los guionistas de esta entretenida historia esperaban encontrarse con un joven alto, rubio, atlético y surfista. Obviamente, optar por Dustin Hoffman tuvo que provocarles un dilema, porque sus rasgos físicos distaban mucho de lo que se perseguía.

Sin embargo, al verlo actuar en el cásting, se disiparon las dudas, y la solución que encontraron para resolver el planteamiento inicial fue entender que Benjamin, en realidad, era un “fallo” de la naturaleza californiana.


De primeras parece extraño, pero viendo el filme se entiende mucho mejor este punto de partida. El graduado nos presenta a un personaje que es la antítesis de lo que se espera de un joven recién diplomado en un lugar tan sofisticado como California. Eso es lo que provoca su sensación perpetua de estar fuera de lugar y de hacerlo todo al revés de cómo le dictan las buenas formas.

Evidentemente, en este aspecto la elección de Dustin Hoffman fue acertadísima, porque, por otro lado, realiza una interpretación asombrosa entre el humor, el desasosiego, la felicidad, la incertidumbre… todas las dudas en una, todos los estados posibles de la juventud perdida de golpe en una mirada, en un gesto.

Usted está intentando seducirme, ¿no es verdad? La escena más famosa del film
Dejando a un lado este aspecto, quisiera comentar cómo el director consigue con su mirada identificarnos plenamente con Benjamin y ponernos de su lado a pesar de su “desliz” con la Sra. Robinson.

Para quien todavía no se haya acercado a esta pequeña joya del cine, se trata de la historia de un recién graduado que acaba teniendo un lío amoroso con una de las amigas de sus padres, la famosa Sra. Robinson, con quien le separan veinte años. A la vez, la Sra. Robinson tiene una hija de la que acaba enamorándose Benjamin, provocando un conflicto con la madre y con la propia hija. Un enredo amoroso que esconde, como ya hemos comentado, la pérdida de la identidad del protagonista y la falta de rumbo. De hecho, al inicio del filme, todos se empeñan en preguntarle qué hará con su futuro, lo que acrecienta las dudas del joven y la necesidad de encontrar una vía de escape.

 
Hay dos momentos, para mí, clave en la identificación con el personaje: cuando se viste con el traje de buzo (el extravagante regalo de sus padres) y la cámara entra en la escafandra. Oímos su respiración, vemos lo poco que el personaje ve a través de la pequeña ventana, sólo hay silencio dentro de ese traje… y luego se lanza a la piscina de donde quiere salir y no le dejan. No se oye nada, sólo el vacío de la profundidad de la piscina y su propia respiración. Una intensa presión, un ahogo literal del que se hace partícipe al espectador durante unos minutos. 


Otro momento interesante lo encontramos cuando Benjamin se relaja en una colchoneta en la piscina. Ya se ha iniciado la relación con la Sra. Robinson y aparecen sus padres y el matrimonio Robinson. El punto de vista de la cámara surge desde abajo, desde la colchoneta donde está Benjamin, desde su mirada, deslumbrada por el sol. El deslumbramiento no le deja ver los rostros de los cuatro adultos, mientras le piden que salga con la hija de los Robinson.

Como vemos en ambos ejemplos, hay condiciones que interfieren en la vida de Benjamin. No ve por el sol, no oye por el agua, no puede salir por la presión… en definitiva, no entiende nada. El director consigue así el efecto de desorientación que marca el devenir del protagonista. También vemos a lo largo del film, para quien lo quiera observar con más detalle, primeros planos centrados del rostro de Benjamin. Habitualmente, no se suelen centrar tanto porque hay que dejar “aire” al personaje, es decir, un espacio hacia el que mirar. Pero ya hemos dicho que Benjamin no respira, no ve, no encuentra salida. Es otra forma más de “aplastarlo”.


-       (…) ¿Qué te pasa Ben?
-       Sólo que…
-       ¿Estás preocupado?
-       Pues sí…
-       ¿Por qué estás preocupado?
-       Creo que por el futuro
-       ¿Y a santo de qué?
-       No lo sé… quisiera ser…
-       ¿Ser qué?
-       Diferente

En definitiva, hay detalles y particularidades de este film dignos de comentar. Para quien quiera reflexionar sobre otro aspecto curioso, el film acaba con la “no boda” de Benjamin y Elaine (la hija de la Sra. Robinson). ¿Por qué se fugan si ella se acaba de casar con otro? Un happy end diferente, pero redentor (obsérvese la última secuencia en el autobús): no acaba del todo bien, pero nos gusta.

Y cómo no hacer referencia a la banda sonora. Fue número uno en ventas durante bastante tiempo y hoy en día sigue sonando como si tal cosa. Paul Simon compuso Mrs. Robinson exclusivamente para esta película y el éxito fue inmediato. Os dejo las dos canciones más importantes, interpretadas por Simon & Garfunkel. A disfrutarlas, igual que se disfrutan mientras vemos a Dustin Hoffman debatirse entre sexo o no sexo con una mujer adulta, o persiguiendo a Elaine, en una aventura sin igual. Muy recomendable.



2 comentarios:

  1. Bajo mi punto de vista es una obra maestra de Mike Nichols superando a "Quien teme a Virgina Woolf"(1966). En esta obra "El Graduado" Dustin Hoffman fué uno de los actores revelación de los 60, convirtiendose en una estrella por su gran actuación en el papel de Benjamin Braddock. Sigue escribiendo temas de buenas peliculas que me encanta leerlas.

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    1. Gracias por los ánimos y por tu aportación. El único óscar que consiguió esta película, aunque tenía varias nominaciones, fue precisamente el de mejor director para Mike Nichols, lo que demuestra su gran trabajo en el filme. Inolvidable. Saludos.

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