Tim Burton vuelve en sí y nos regala un producto muy a su medida:
personajes fantásticos en un contexto gótico-romántico que se mueven entre el
mundo de los vivos y el de los muertos. Con el toque melancólico que el director
suele aderezar a sus personajes y el romanticismo de las relaciones amorosas,
nos introduce esta vez en el devenir de un vampiro, Barnabas Collins (Johnny Depp) que, tras
salir de un encierro de 200 años, vuelve a la que fue su casa y decide
instalarse allí con su familia.
La situación provoca momentos delirantes cuando el vampiro ha de adaptarse al mundo actual (la acción se sitúa en 1972) y aprender a moverse por él. Por otro lado, la bruja (Eva Green) que lo convirtió en vampiro intenta acabar con su familia, lo que se convierte en un enfrentamiento entre ambos aderezado por el deseo de posesión que la bruja tiene sobre Barnabas.
La situación provoca momentos delirantes cuando el vampiro ha de adaptarse al mundo actual (la acción se sitúa en 1972) y aprender a moverse por él. Por otro lado, la bruja (Eva Green) que lo convirtió en vampiro intenta acabar con su familia, lo que se convierte en un enfrentamiento entre ambos aderezado por el deseo de posesión que la bruja tiene sobre Barnabas.
Dejando a un lado su argumento, inspirado en una serie norteamericana
de la época, la película brilla por la siempre entretenida interpretación de
Johnny Depp, vampiro clásico donde los haya pero con un toque cómico e irónico
que enfatiza su situación de “extraño” en un mundo que no es el suyo. Su porte (y su voz, imprescindible poder oírlo en versión original)
recuerda a aquel Bela Lugosi que aparecía en Ed Wood, también de Tim Burton, donde el actor que siempre fue
Drácula (Martin Landau), le enseña a Ed Wood (Johnny Depp) a
utilizar los dedos para hipnotizar. De hecho, en Sombras tenebrosas podemos ver a Christopher Lee (el Drácula de la
Hammer) hipnotizado por el propio Depp, aunando así más referencias, si cabe,
al cine de terror del que bebe Tim Burton.
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| Fotograma de Ed Wood (Tim Burton, 1994) |
Destacable es también la ambientación y los escenarios, como en todos
los films de Burton, donde adquiere especial relevancia el castillo-palacio de
la familia, lleno de escondrijos; el bosque y el mar, salvaje y peligroso; las
oficinas y la ciudad del mundo moderno, lugar donde vive la bruja…
El film está lleno además de referencias a la cultura popular de
aquella época: la televisión, la música, la igualdad de sexos, el movimiento hippy... siempre con el efecto
de contrapunto frente al vampiro que utiliza citas de Shakespeare y un
rocambolesco lenguaje para comunicarse.
Divertida y amena, quizá la única pega es no ser del todo redonda en
cuanto a la profundidad de los personajes y un final un tanto convencional que
utiliza referencias de películas como La
muerte os sienta tan bien o La guerra
de los Roses. No arriesga mucho Burton y no desprende esa originalidad de la que hace gala en otros de sus títulos.
Por
tanto, no estamos ante el mejor film del director, pero sus incondicionales no
saldrán defraudados, la mezcla de géneros está garantizada, las referencias a otros
títulos del director son numerosas y Johnny Depp como vampiro no tiene ningún
desperdicio. Destacable es también la interpretación de Eva Green como bruja, con su sonrisa malvada y su perversa mirada. Nada nuevo bajo el sol pero con la misma magia de siempre.
¡uau! yo la quiero ver...
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